Lectura de Hoy: Proverbios 13:18-25
Hay un pensamiento que dice: “El hombre es bueno, pero la sociedad lo corrompe”. Ei ambiente transforma al hombre, pero sin embargo, el mal ya es parte de nuestra vida desde nuestra concepción y nuestro nacimiento. El niño hace, ciertamente, lo que le hemos enseñado, pero frecuentemente tiende a hacer el mal. Los padres deben disciplinar a los hijos, este es el deseo de Dios expresado en la Biblia. Para mucha gente, disciplinar equivale a castigo físico. Por desgracia, hay muchos padres castigando físicamente a sus hijos y descargando sobre ellos su ira, su impaciencia y su venganza. Disciplinar a los hijos es enseñarles a obrar correctamente. Esto puede requerir unas nalgadas de vez en cuando, pero exige mucho más. Disciplinar a los hijos exige amor, mucho amor. Amor que se desdobla en tiempo, dedicación, cariño, comprensión. Necesitamos pedir a Dios que sustituya nuestra impaciencia y nuestra ira por el amor a nuestros hijos. ¡Amor de verdad, no simplemente de la boca para afuera!

Ildefonso Torres