Lectura de Hoy: Salmo 86:15
Hoy en día, con productos químicos invisibles, se puede producir un papel que puede borrar sin dejar ningún vestigio de tinta. Así es la gracia de Dios en los corazones de los arrepentidos. Ellos reciben la limpieza por medio de la química del perdón de Dios y esto no deja huella alguna. Después del perdón, no es necesario permanecer entristecidos con el pecado. Hay personas que no pueden aceptar el perdón. No pueden perdonarse a sí mismas, no pueden aceptar el perdón de los demás y no creen en la simple promesa del perdón de Dios. Un sentimiento de culpa hace que la vida se convierta en amargura, en algo difícil, triste y sin sentido. Dios no desea este tipo de vida para sus hijos. Nadie tiene que cargar con el peso enorme de la culpa.
Dios perdona porque es misericordioso y bueno. No somos perdonados porque merecemos perdón, o porque prometemos ser buenos en el futuro, o porque Dios no toma en serio nuestro pecado. Recibimos el perdón porque Cristo murió en la cruz y resucitó para nuestra justificación.
¡Perdón es perdón! No necesitamos preguntar las razones de porque Dios nos perdona. Necesitamos, simplemente, aceptar el perdón y así viviremos una vida libre y útil.
Ildefonso Torres