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Neighbors
Lectura de Hoy: Marcos 12:28-31
La ciudad de Tokio está dividida en barrios, cada uno de ellos con una asociación de vecinos que se ocupa de los servicios sociales, limpieza de las calles, nombramiento de agentes de seguridad y otras cosas más.

Nuestro mundo se acerca al individualismo a pasos agigantados. Nadie conoce a nadie, las personas no se interesan unas por las otras y ni los vecinos de un edificio de apartamentos se hablan unos a otros. Un individuo puede ser agredido en público y nadie le dará auxilio. Nadie quiere comprometerse.

En muchas oportunidades, somos semejantes al sacerdote o al levita de la parábola de Jesús, que pasaron de largo cuando vieron a al hombre que estaba en dificultades. Esa parábola nos enseña a reconocer a nuestro prójimo y además a cómo debemos atenderlo. Como cristianos, debemos preocuparnos por nuestros vecinos e intentar comprender su sufrimiento y su dolor. No basta con dolerse ante la imagen de aquellos que están muriendo de hambre y miseria; es preciso extenderles la mano. No basta con saber el nombre de su vecino.

Jesús quiere que sus seguidores desarrollen el arte de la buena vecindad, y Él nos ayudará, si así lo hacemos.

Ildefonso Torres