Lectura de Hoy: Ezequiel 33:30-33
¡Nadie me comprende, nadie me entiende! Esta es la expresión de muchas personas. Hay mucha gente que se siente incomprendida. Piensan que aquellos que le rodean no les atienden lo suficiente como para comprenderlos.

Sin embargo para que usted pueda ser comprendido, es necesario que otra persona oiga lo que usted tiene que decir. Y esto significa que usted tendrá que abrir su corazón con sinceridad. Además, para que usted sea comprendido por los demás será necesario que usted comprenda a los demás. Si no estamos dispuestos a oír con atención lo que las personas a nuestro derredor tienen que decir, no podremos comprenderlas. De manera que si no comprendemos a los demás, ¿cómo es posible que ellos nos comprendan?

Antes de decir: ¡Nadie me comprende, nadie me entiende! tome la decisión de comprender y entender a los demás.

Por supuesto esto le va a costar. Por lo menos un compromiso de amor sincero de confianza sin dobleces. Antes de decir: ¡Nadie me comprende en esta casa! procure oír a los demás, comprenderlos y dedicarles de su tiempo.

Recuerde: La incomprensión se vence con amor. En Jesucristo usted encuentra amor y perdón. El le ama y le comprende!

Ildefonso Torres