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¡Denme libertad o denme muerte! Fueron las palabras de un defensor de la libertad del siglo pasado. En el día de hoy, nuestro mundo está lleno del concepto de liberación. Cualquier sospecha de opresión, censura, imposición de normas, ya es motivo para agitar a las masas y exigir liberación.
Todo el mundo está hablando de libertad y libertades, de la democracia, de los derechos civiles. Hay grandes movimientos, la liberación femenina; la liberación de las razas oprimidas; la liberación de la juventud; la liberación sexual y hasta la teología de la liberación.
El ansia de tener libertad es natural en el corazón y la conciencia del ser humano. Nadie tiene el derecho de oprimir o esclavizar a su semejante. El único peligro es confundir la libertad con la irresponsabilidad; buscar la satisfacción personal sin hacer compromisos serios, sin trabajar y sin luchar.
Si vamos a hablar de la libertad, no debemos confundirla con libertinaje, corrupción, engaño. La libertad completa, en todas las áreas, solo la conseguiremos a partir de una liberación interior. Liberación de nuestro egoísmo, de nuestra maldad y de nuestra codicia.
Recordemos que Jesús dijo, si obedecemos sus palabras seremos sus seguidores y conoceremos la verdad. Y la verdad es: ¡La verdad nos hará libres!
Ildefonso Torres