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carácter de dios, Cristo, hambre y sed, integridad, justicia, repudiar el mal, ritual religioso, saciados
Lectura de Hoy: Mateo 5:6
La justicia agrada más a Dios que un ritual religioso, pues la justicia representa una faceta del carácter de Dios. Por eso, cuando la injusticia prevalece, el nombre de Dios es ultrajado.
Quien es hijo de Dios, es hijo de la justicia. Y si los “hijos de la justicia” no velaren por el cumplimiento de la justicia donde viven y actúan, la justicia aumentará su campo de acción. Nuestra vida debe ser guiada y conocida por la integridad normal y el sentido de justicia; y más que eso, un deseo ardiente de justicia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Tener hambre y sed de justicia no es ser “justicieros”, sino vivir cotidianamente bajo los principios de Dios y contribuir para que vivan bajo esos principios los que se hallan a nuestro derredor. El hijo de Dios no toma la justicia en sus propias manos, sino que confía en Dios y espera por su decisión.
Confiar en Dios, que juzga sabiamente, tampoco es quedarse con los brazos cruzados. Vivimos de acuerdo a la voluntad de Dios y repudiarnos la opresión, la tortura, la violencia, el desmán, las desigualdades, los prejuicios y cualquier otra forma de injusticia.
Si de hecho, la justicia de Dios nos alcanzó por medio de Cristo, reflejaremos de una manera natural, por nuestra conducta, la justicia que Dios requiere del hombre.
Ildefonso Torres