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Divorciado de Dios
Lectura de Hoy: Jeremías 3:8 Versión RVR1960
El divorcio forma parte de las leyes en la mayoría de los países del mundo. Cuando la ley del divorcio fue aprobada en Brasil un eminente filósofo afirmó: “Ni el divorcio destruirá la familia, ni la insolubilidad del matrimonio podrá, por si sola salvarla.”

Afirmación verdadera. No es la ley del divorcio en si la que divide a los casados, causando angustias y problemas en la familia. El divorcio no comienza en el cuerpo de leyes de un país, sino en el corazón de las personas.

Un corazón duro e insensible pertenece a aquel que está divorciado de Dios. Viviendo separados de Dios y su comunión hombres y mujeres se vuelven vulnerables a la pérdida de sus valores. Esto trae diferencias que aparentan no tener solución aun cuando verdaderamente se pueden encontrar en Dios. El divorcio es la consecuencia de estar divorciado de Dios.

La reconciliación con Dios es, por lo tanto, fundamentalmente para la reconciliación en la familia. Tanto en un caso como en el otro, es necesario reconocer los errores y buscar el camino del perdón y el amor. Divorciados de Dios no podremos mantener la unión permanente. Hay que estar casado con Dios…

Ildefonso Torres