Lectura de hoy: Juan 13:35
Jesús se levantó, se quitó su manto, tomó una toalla y se la amarró en la cintura. Enseguida, puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a secárselos con la toalla. Ellos llamaban a Jesús Maestro y Señor pero, en aquel momento, Jesús estaba prestando un servicio que correspondía a un esclavo.

Los discípulos quedaron sorprendidos con la actitud de Jesús, pero jamás olvidarían aquella lección. Era una lección de amor, ya que el amor se demuestra con acciones, con desprendimiento, con servicio al prójimo.

Prueba de todo lo anterior es que Jesús, después de lavarles los pies, les dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”.

El amor es acción, es dedicación, es servicio al prójimo, y solo puede ser demostrado y vivido cuando no nos consideramos superiores a los demás.

Al enseñar este principio a sus discípulos, Jesús dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

Ahora usted conoce esta verdad, y si la practica será feliz.

Ildefonso Torres