Lectura de Hoy: Santiago 3:17 Versión RVR1960
Es muy difícil decir a nuestros amigos: “¡No!” “¡No estoy de acuerdo!” “¡Usted está equivocado!” La razón de esto es que no nos gusta ser desagradables.

Nuestra resistencia a decir que no a las personas nos pueden llevar a situaciones difíciles, a compromisos que se convierten en una pesada carga. Nuestro deseo de ser agradables con todo el mundo nos lleva a hacer cosas que van en contra de nuestra voluntad y de nuestros principios. El gran dilema es: Cómo ser sincero y honesto sin crear fricciones o resentimientos?

La respuesta, según la Biblia, está en un comportamiento dirigido por la sabiduría de Dios. Veamos lo que dice: “… la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacifica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.

Mucha gente confunde la sinceridad con la grosería, la falta de educación y la estupidez. Ser sincero, en primer lugar, es ser franco y decir unas cuantas verdades, cara a cara.

En segundo lugar, la sinceridad, según la sabiduría de Dios, es el resultado natural de un corazón puro, exento de ideas preconcebidas, lleno de amor, de bondad y de misericordia. El corazón que reúne estas condiciones, no necesita jamás preocuparse de molestar o desagradar a los demás con su sinceridad y su honestidad.

Ildefonso Torres