Lectura de Hoy: Malaquías 1:6 Versión RVR1960
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Muchas personas acostumbran a decir: ¡Todos somos hijos de Dios! Sin embargo, esta es una posición un tanto cómoda, agradable o quizás incorrecta.

Si Dios es un buen Padre, usted puede tener protección, seguridad, casa, comida, y puede hasta pensar en una herencia. ¡Y, quien sabe, hasta una vida eterna y llena de felicidad después de la muerte!

Mas no es sólo el Padre quien tiene deberes para con los hijos. Los hijos también tienen obligación para con el Padre. En la relación de padre a hijo existen, además de los deberes, los privilegios. El problema es que siempre estamos pensando en los privilegios y no nos gusta pensar en los deberes.

Si Dios es nuestro Padre, todo está bien. Deseamos darle todas las bondades y todos los favores posibles, y en nuestras oraciones, estaremos siempre pidiendo, pidiendo, pidiendo. Pero ¿y qué de los deberes?

En la Biblia, Dios dice: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor?

El hijo debe reflejar al carácter del padre. Piense en esto antes de salir por ahí, diciendo: “¡Yo también soy hijo de Dios!” ¿De verdad, estás seguro?

Ildefonso Torres