Lectura de hoy: Amos 7:10-14 Version RVR1960
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Cuando pienso en un profeta, pienso en aquel joven del desierto llamado Amós.

El apareció en público predicando contra la desobediencia y la corrupción del pueblo y gobierno. Amasias, que era el sacerdote del santuario más importante del país, tuvo conocimiento de la predicación de Amos, y mando un recado al rey: “Amos se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras. Porque así ha dicho Amos: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio. Y Amasias dijo a Amos: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; y no profetices más en Betel, porque es santuario del rey, y capital del reino. Entonces respondió Amos, y dijo a Amasias: No soy profeta, no soy hijo de profeta.”

Amos era profeta, sin embargo, esta no era su profesión. El no era un visionario o un fantoche de la religión formal y sin vida, del sacerdote Amasías.

¿Sabe usted una cosa? Hoy hay “profetas” de profesión. Supuestos “videntes” que hacen fortunas y maravillan a las personas con sus “dotes sobrenaturales”. Hay “profetas” por engreimiento, una especie de engreimiento espiritual. Estos “profetas” intentan convencernos de que hablan de parte del Señor, cuando hoy el Señor nos habla a través del Hijo, el Profeta Jesús. (Hebreos 1:2) EI mensaje de Jesús viene de Dios e incomoda: “¡Deje su vida de pecados!”

Ildefonso Torres