Lectura de Hoy: Mateo 6:25-27 Versión RVR1960
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Hace millones y millones de años, dicen algunos científicos, surgió una célula. Era la vida. Esta minúscula célula se desarrolló y constituye todas las especies vivientes que hoy tenemos.

¿Sabe usted una cosa? Es difícil pensar que la vida se desarrolló de una manera tan organizada, llena de miles de detalles, de belleza y perfección, sin seguir un modelo de inteligencia superior.

¿Sucedió todo esto por un movimiento espontaneo y organizado de la materia? ¡Imposible!

Sin embargo, el mayor problema, o dilema, no es el surgimiento de la vida sino su final: ¡la muerte!

Jesús, argumentando sobre nuestras preocupaciones excesivas con la ropa, La comida y los bienes, preguntó: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” ¿Puede acaso el hombre rico comprar con su dinero algunos minutos más de vida? ¡La respuesta es no! Sin embargo, nosotros pensamos que pudiera ser así. Confundimos la vida con los bienes materiales, con el prestigio, con las realizaciones, el placer, el poder. De nuevo, Jesús nos dice que tengamos cuidado con todo tipo de avaricia, porque la verdadera vida de una persona no depende de las cosas que ella tiene, aunque sean muchas.

En Jesús encontramos origen, sentido y continuación de la vida. ¡Aunque usted muera, vivirá!

Ildefonso Torres