Tags
advertencias, agradable, amistad, hospitalidad, inesperadas, placer, recibir, visitas
Lectura de Hoy: 1 Pedro 4:9-11 Versión RVR1960
https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+Pedro+4%3A9-11&version=RVR1960
Casi todos nosotros hemos recibido visitas inesperadas. ¿No es así? En la mayoría de los casos, estas personas no paran de disculparse: “Discúlpeme por haber venido sin avisar; disculpe la incomodidad, no quería molestarle, etc., etc.” ¡Disculpándose por todo!
La actitud de los dueños de la casa es la que determina si el ambiente será agradable o no. Algunos tienen el don maravilloso de poder recibir a las visitas en cualquier tipo de circunstancias: Es posible que la casa está desordenada pero ¿qué importa? Otros, sin embargo, pretenden que todo está bien; pero cuando el visitante se marcha, se la pasan quejándose y diciendo que hubiera sido mejor que no hubiera venido.
Queremos recomendarle que practique la hospitalidad. Es fácil que comprendamos las advertencias sobre el amor fraternal, el auto-control. ¡Pero la hospitalidad nos parece una cosa sin importancia! ¿Por qué hacemos esta recomendación? En épocas pasadas, era común que el viajero se hospedara en casa de una familia. Y aunque los tiempos han cambiado, las personas siguen siendo más importantes que cualquier otra cosa.
Por eso debemos pedir a Dios: “Señor, ayúdanos a practicar la hospitalidad con gran placer. A tratar con atención y amistad a aquellos que vienen a nuestra casa. Amen.”
Ildefonso Torres