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VENCIENDO LA AVARICIA
Lectura de Hoy: 1 Timoteo 6:9-10;1 Timoteo 6:17 Version RVR1960
https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+Timoteo+6%3A9-10%2C1+Timoteo+6%3A17&version=RVR1960
Como cristianos, tenemos el desafío de llevar un estilo de vida simple. Este principio se aplica lo mismo a un obrero, que sueña con tener su casa propia, que a un empresario de mucho éxito.
La Biblia nos advierte que muchos “Andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.” (Efesios 4:17-18)
Lo importante no es la cantidad de bienes que pasan por nuestras manos, sino el significado que esos bienes tienen para nuestra vida y la manera como los administramos ante Dios.
El cristiano disfruta con alegría de los bienes que el Señor le ha dado. Sin embargo, no pone en ellos su corazón o su confianza. No hace trampas, ni oprime a nadie, ni pierde el sueño por las ganancias y la acumulación de las riquezas ni por la pérdida de estos. No desea hacerse rico, no depende de las loterías, los juegos de azar ni del dinero que se gana sin trabajo honesto.
Finalmente el cristiano paga sus tributos e impuestos al gobierno, cumpliendo así con el mandato de Jesús cuando dijo: “Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”. (Lucas 20:25)
El cristiano sabe muy bien lo que dice Dios: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero.” (1 Timoteo 6:9-10)
Un escritor bíblico, claramente nos dice que: “La avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos…” (Efesios 5:3b). La avaricia debe estar ausente de nuestras casas, pues las personas son mucho más importantes que los bienes; y la alegría, la paz y la vida eterna no se compran con dinero.
Ildefonso Torres