Lectura de Hoy: Juan 4:7-9 Version RVR1960
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El sol esta alto en el cielo, debe ser medio día, Jesús paró a descansar junto al pozo de Jacob, en las proximidades de una ciudad de Samaria.
Llega al pozo una mujer de la ciudad. ¿Por qué viene al medio día y no como las otras mujeres, por la mañana? “Jesús le dijo: Dame de beber.” Era solo un hombre pidiendo un poco de agua, pero fue lo suficiente para que los dos hablaran de sus conceptos acerca de la raza y la religión. Ella no mostraba tener ganas de hablar; pero sin embargo, Jesús podía leer en su alma como si fuera un libro abierto. Esta mujer tenía una sed enorme de vida. Había llegado al pozo al medio día, porque era una mujer de muchos hombres, y las otras mujeres no deseaban su compañía. Necesitaba restaurar su vida y sentir el alimento del perdón, del amor y de la bondad. ¡Ah, si hubiese una fuente de agua capaz de matar su sed espiritual! ¡Si la había! Jesús podía hacer brotar de dentro de ella una fuente de agua viva. Así, el agua del pozo se tornó en algo secundario.
Cuando ella salió corriendo para contar a los demás lo que le había sucedido, recordó que había olvidado su vasija de agua. La vasija se había quedado atrás, como también se había quedado atrás el desierto de su propia vida. ¡Había llegado al oasis que representa Jesús!
Ildefonso Torres