EL REFUGIO
Lectura de Hoy: Salmo 46:1-7 Version RVR1960
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En las bodas, oímos esta frase: “¡Felices para siempre!” Después, sin embargo, vienen las realidades de cada día; y con estas vienen los intentos de cambiar a la otra persona. Como no se puede cambiar una persona, sin destruir su personalidad ni su fuerza de voluntad, solo nos resta suspirar: “¡Ah, qué bueno cuando estaba soltero!”
Ante los problemas de la vida, conyugales o de cualquier otra naturaleza, nada adelantamos con decir: “¡Si yo no me hubiese casado!””¡Si mi marido o esposa fuese otra!”
La mujer o el hombre con quien usted se caso es lo que el o ella es. A menos que él o ella mueran, a menos que haya una separación, van a continuar uno al lado del otro. Es necesario hacer algo, reaccionar y luchar para comprender y amar a esta persona como ella es.
Si después de tanta discordia y tantas peleas en su matrimonio no queda siquiera un poco de amor, tenga la humildad de pedir a Dios perdón y gracia para comenzar todo de nuevo.
Dios está más interesado en su vida y en la estabilidad de su matrimonio de lo que usted piensa. Él es fuente de amor, alegría y vida. Dios es su refugio y fortaleza.
Ildefonso Torres