Lectura de Hoy: Gálatas 3:25-29 Versión RVR1960
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Todos tenemos la tendencia natural a rechazar a aquellos que no son iguales a nosotros. Encontramos más fácil apartarnos que aceptar a los que son física, cultural, mental o socialmente diferentes.

Entre los primeros cristianos de Roma había muchas diferencias. Eran Judíos, Griegos, esclavos y libres. Había mucha discrepancia entre sus costumbres y su manera de pensar. Para mantenerlos unidos, el apóstol Pablo encontró una simple solución: Incentivó e instó a todos ellos, con un respeto mutuo.

La palabra “aceptar” significa “consentir a recibir”. Imagínese usted en medio de una gran multitud. Usted se siente inseguro, con miedo. De repente, alguien le llama por su nombre, llega corriendo y le da un abrazo. Es eso precisamente lo que Pablo quiere decir con “aceptar”.

Todos necesitamos sentir esa aceptación; si no es así, estamos perdidos. Esto es esencial para todos; para maridos y esposas; para los niños, en la casa y en la escuela. Los niños, precisamente, hacen todo lo posible por sentirse parte de un grupo. ¡Es terrible ser dejado a un lado, totalmente ignorado!

Debemos hoy orar a Dios de esta manera: “Oh Señor, abre nuestro corazones para recibir a nuestros hermanos y hermanas que han sido ignorados y que tanto necesitan de nuestra aceptación. Amen.”

Ildefonso Torres