Lectura de Hoy: Jeremías 10:20-25
Jamás existió una época en que se hablase tanto como ahora, y sin embargo, hubiese tan poco diálogo. No importa los medios de comunicación ni las reuniones alrededor de la mesa, si lo que prevalece es la opinión de algunos o la defensa de ciertos puntos de vista.

Hay corrupción por todas partes, el poder y la fuerza se imponen; haciendo imposible una apertura y la búsqueda de la verdad. Esto sucede porque no hay diálogo sin afinidad. Es preciso que nos interesemos realmente en la vida de los demás y que estemos en disposición de servir y de amar. Dios se comunica con nosotros pero, al mismo tiempo, remueve a través del perdón cualquier barrera que nos separe de él. Así, el diálogo hace posible el perdón y resulta en una comunión agradable con las personas que amamos.

No se olvide: nuestro diálogo con Dios es el camino hacia el diálogo con nuestros hermanos. Debido a que Dios nos perdona y nos ama, podemos también perdonar y amar. Solo el verdadero amor puede capacitarnos para tener un interés real por los demás.

Ildefonso Torres