Tags
acusación falsa, amparo, fortaleza, juicio, justicia, miedo, refugio, silencio, tribulaciones
¿Ha sido usted alguna vez acusado injustamente? Se Le ha acusado de algo que usted no hizo y se le quiere juzgar en base a esa acusación falsa. Experiencia muy difícil pero muy común. Toda acusación injusta trae experiencias amargas y puede dejar cicatrices imborrables.
Mucha gente no pierde la oportunidad de lanzar calumnias y acusaciones al rostro de personas que quieren vivir una vida digna y justa. Solo tenemos que mirar a nuestro derredor, en nuestro gobierno, nuestros trabajos y hasta en nuestros propios hogares.
En ocasiones la mejor respuesta a acusaciones falsas e injustas es el silencio. Pero no un silencio que representa culpabilidad o cobardía, sino de conciencia ante el ejemplo de uno más grande que nosotros, Jesús. El “cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. (1 Pedro 2:23)
Debemos guardar esta verdad en nuestros corazones: Dios cuida de nosotros y ciertamente defenderá nuestra causa. No estamos solos, luchando sin destino y sin protección; por el contrario, “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” (Salmo 46:1).
Por eso, no debemos tener miedo.
Ildefonso Torres