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Lectura de Hoy: Genesis 4:1-17 Versión RVR1960
La madre nunca se cansa de decir al niño: “¡No juegues con fósforos! ¡No cruces la calle solo!” Y el niño no se cansa de responder: “¡Ya lo sé, ya lo sé!” Sin embargo la madre responde: “ya sé que lo sabes, pero no quiero que se te olvide.”
Algunas advertencias requieren ser repetidas, pues son vitales para nuestros seres queridos y porque se olvidan con facilidad.
Dios siempre repite y nos recuerda que no nos olvidemos de amarnos unos a otros. Las consecuencias de olvidar estas palabras son desastrosas. Solo debemos recordar a aquella historia Bíblica sobre aquel hijo Caín; su falta de amor lo llevó a matar a su propio hermano, Abel. El recuento traza un paralelo entre la falta de amor y el asesinato. Parecen dos cosas tan distintas, pero en la realidad las consecuencias son las mismas.
Siempre que insultamos, criticamos, injuriamos o humillamos a una persona; de pensamiento, de palabra o de acción; es como si estuviéramos asesinados a nuestro semejante. Y si continuamos haciéndolo, le destruiremos lentamente y sin piedad.
De igual manera, si amamos, comprendemos y respetamos a nuestro prójimo, el prosperará; sus alegrías serán multiplicadas; sus tristezas serán disminuidas o eliminadas.
Ildefonso Torres