Lectura de Hoy: Salmos 37:4 Version RVR1960
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Todo cristiano tiene necesidad de estar siempre en contacto con Dios. A través de la oración este contacto se hace todas las veces que necesitemos. En esos momentos que dedicamos a la oración, cuando estamos en comunicación directa con Dios, no debemos permitir que ningún tipo de distracción interrumpa nuestra comunicación con nuestro Señor.

El momento de oración es un encuentro con la paz, con la dulzura, con el descanso, con la ligereza de espíritu, con el silencio.

Es en el momento de la oración que nuestro espíritu conversa con Dios. Delante de Dios debemos abrir nuestro corazón. Contarle todos nuestros anhelos y pesadillas, alegrías y sueños. A través de la oración invitamos a Dios a participar de la intimidad de nuestras vidas aunque sabemos que Él nos conoce mejor que nosotros mismos. Los resultados se harán patentes en nuestra manera de pensar, de actuar y de hablar. Nuestras victorias espirituales y materiales crecen en proporción directa con nuestra comunicación con Dios.

En su libro de devocionales diarios el pastor y autor Inglés Charles H. Spurgeon, conocido como El Príncipe de los Predicadores nos dice: “El deleite en Dios tiene un poder transformador, y eleva a un hombre por encima de los bajos deseos de nuestra naturaleza caída. El deleite en Jehová no es solamente dulce en sí mismo, sino que endulza al alma entera, hasta que los anhelos del corazón se vuelven tales que el Señor promete cumplirlos con seguridad. ¿Acaso no es grandioso el deleite que moldea nuestros deseos hasta que lleguen a ser semejantes a los deseos de Dios?”

En el Salmo 37:4 el Rey David nos exhorta diciendo: “Deléitate a ti mismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón”.

Ildefonso Torres