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abogado, arrepiéntase, confianza, confiese, culto, Dios, Jesus, libertad, paz, pecados, Perdón, religión
Lectura de Hoy: 1 Juan 2:1 Versión RVR1960
https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+Juan+2%3A1&version=RVR1960
Cuando un cristiano comete un desliz, un error, un pecado grave, no faltan aquellos que están dispuestos a condenar y también a ridiculizar su comportamiento.
Son pocos los que recuerdan que el perdón de Cristo limpia y purifica los pecados; Cristo acepta nuevamente al pecador sin ninguna restricción.
Nadie necesita cargar con ese sentimiento de culpa, vivir cabizbajo y avergonzado, si ya fue perdonado y recibido nuevamente por Cristo. Pedro negó a su Maestro, mintió, y después confesó y sacó de su pecho la podredumbre que su acto significaba. Las lágrimas quemantes corrían por su cara. Jesús abrió sus brazos para recibirle y lo restauró. Aquel pecado era un asunto terminado. ¡Perdón es perdón!
Existen pecados graves que corruguen nuestro interior y que necesitan ser eliminados. Este problema no tiene fácil solución para los hijos de Dios que viven, aunque liberados por Cristo, una vida oprimida por mil reglas y preceptos humanos. El ritual de la religión, del culto, la vida de cada día se convierte en una carga pesada y esclavizante. Al fin de cuentas, ¿no nos liberó Cristo de todo esto? Usted dirá: “No sé, estoy libre, pero sin embargo, tengo un poco de temor. Él es un juez justo.” ¿Podría condenarnos nuestro abogado defensor? Si Jesús no le condena, ¿quién puede condenarle? ¡Tenga confianza en el perdón de Dios! ¡Arrepiéntase, confiese sus pecados, vuélvase a Él, viva en paz y disfrute la libertad!
¡Jesús es nuestro abogado!
Ildefonso Torres