Tags
actitud, arrogancia, dones, eliminar, habilidades, poder, prestigio, respeto, vanidad
Lectura de Hoy: Salmo 62:9 Gálatas 5:26 Santiago 1:9 Job 20:7 Versión RVR1960
“¿Dónde trabaja usted? ¿Qué es lo que usted hace?” Estas son algunas de las preguntas que nos hacen cuando conocemos a una persona. Si un individuo es un ejecutivo, nos parece que debe ser una persona de prestigio, poder y respeto; pero si es un simple obrero, con manos encallecidas, quemado por el sol, no le damos tanta importancia.
Si una muchacha se va a casar con un ingeniero, la gente dice: “Va a ser un buen matrimonio”; pero si se casa con un simple trabajador manual, nuestro pensamiento es distinto.
Damos valor a las personas por lo que hacen y por lo que son. Dios, sin embargo, nos ha dotado de diversos dones, y cada individuo tiene sus propias habilidades. Algunas habilidades son más visibles que otras, pero todas las personas son importantes.
Dios nos ha dado a cada uno diferentes habilidades y dones, de acuerdo a su voluntad. Si Dios hace esa distribución de dones y a todos considera igualmente importantes, somos nosotros los que necesitamos cambiar. Necesitamos re-evaluar el juicio que tenemos de nuestros semejantes.
Un salmista escribió en la Biblia: “Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón; pesándolos a todos igualmente en la balanza, serán menos que nada”.
Queremos desafiarle a eliminar esa actitud de arrogancia y a valorizar tanto al que recoge la basura o al barbero, como al médico o al ingeniero.
Ildefonso Torres